Miah Cerrillo, alumna de cuarto grado de la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas, relató con aterrador detalle cuando 19 de sus compañeros y dos maestras fueron baleados el 24 de mayo por un joven de 18 años.
Una niña de 11 años contó a legisladores de Estados Unidos que se untó con la sangre de su compañera de clase asesinada a su lado para hacerse la muerta durante el tiroteo en una escuela de Texas que convulsionó al país.
"Cuando fui hacia las mochilas, le disparó a mi amiga que estaba a mi lado y pensé que iba a volver a entrar en el aula, así que tomé un poco de sangre y me la unté por todo el cuerpo". Las masacres en la escuela de Miah y, 10 días antes, en un supermercado en Buffalo, en el estado de Nueva York, reavivaron los llamados urgentes para que los políticos tomen medidas.
"Era callada, tímida, a menos que tuviera algo que decir. Cuando tenía razón, como ocurría a menudo, se mantenía firme. Era firme, directa, con una voz inquebrantable. Así que hoy defendemos a Lexi y como su voz, exigimos acción". Sin embargo, no incluye una prohibición de armas de asalto ni verificaciones de antecedentes universales, por lo que no cumplirá con las expectativas del presidente Joe Biden, de los demócratas progresistas y de los activistas contra la violencia armada.