La colombiana fue tester de la escudería Alfa Romeo, pero no logró romper con las tres décadas de ausencia de una mujer en un gran premio; esta temporada desembarcará en la IndyCar
. Las pistas de Kyalami, Ciudad de México y San Pablo, donde el Gran Circo desanduvo las tres carreras con las que se inició el calendario de 1992, resultaron los escenarios en los que la romana fracasó con un medio mecánico que no representaba a los mejores de la historia: el Brabham, con motor Judd, distaba de ofrecer la excelencia que once años antes le dio la corona a Nelson Piquet en la batalla con Carlos Reutemann.
Paula también se esperanzó con ser piloto, pero cuando Tatiana se enseñó superior y competitiva decidió correrse para que el apoyo familiar se concentrara en su hermana menor. Las asperezas en los circuitos los descubrió rápidamente: en 2004, en el municipio de Tocancipá, lideró por primera vez una carrera, pero la sacaron de pista con malas artes. Lloró sin consuelo y al día siguiente pagó con la misma moneda al mismo rival. “.
Para adquirir una mejor forma también aceptó competir en Nueva Zelanda, donde tenía hasta tres carreras por fin de semana. El adiestramiento físico sufrió un brusco cambio con el desembarco en la F.3, al extremo de cargar 40 kilos en el cuelloDel equipo Emilio de Villota Motorsport a la convocatoria en México alde la escudería Sauber de F.1.
, al igual que cuando los médicos le informaron que el ecuatoriano Juan Manuel Correa –involucrado en el accidente- estaba en coma y podía perder sus piernas. Superar el trauma le demandó meses, días de llanto y noches de insomnio. Trabajó con psicólogos. “”, sentenció, pero encontró la fortaleza anímica para revertir la crisis.