La Tierra, nuestra casa común, ese cuerpo-territorio que a pesar de la pandemia y las agresiones tecnológicas persiste en ondular los ciclos de la vida con su fuerza natural, se desborda en demandas urgentes cuando ahora, 22 de abril, fecha internacion...
La Tierra, nuestra casa común, ese cuerpo-territorio que a pesar de la pandemia y las agresiones tecnológicas persiste en ondular los ciclos de la vida con su fuerza natural, se desborda en demandas urgentes cuando ahora, 22 de abril, fecha internacional de la “Madre Tierra”, según establece la ONU, la embaten inundaciones, incendios provocados y la voracidad extractivista de cultivos transgénicos y de agrotóxicos, que aumentan desdemidos.
La historia escrita por los varones poderosos siempre fue capaz de reproducirse bajo diferentes máscaras: es la tercera vez que el proyecto de Ley de Acceso a la Tierra pierde estado parlamentario.
Hoy, solo el 13 % de la tierra está en manos de pequeñxs productorxs que producen más del 60 % de los alimentos que circulan en el mercado interno, mientras que el 1 % de las empresas agrarias controlan el 36 % de la tierra cultivada en el país, calcula la organización.
Las políticas públicas les deben un acompañamiento profundo a estos procesos, en tiempos que la soberanía alimentaria sana y segura no se presenta como destino inmediato, y la informalidad laboral de lxs productorxs es cada vez mayor. Por eso se celebra la apertura de la primera nave de las familias productoras de la tierra en el Mercado Central, para que puedan vender su producción sin intermediarios.