Cristina Kirchner y Alberto Fernández son amigos de Lula. Eduardo Bolsonaro, el hijo del presidente de Brasil, estuvo en el país y unió a dirigentes de Juntos por el Cambio con los de Milei. La red de amistades internacionales del macrismo.
La elección del domingo en Brasil generó tanta atención en la Argentina, como si se tratara de un comicio local. Lula y Jair Bolsonaro tienen reflejos en la política argentina a la que no le falta demasiado para encarar una encrucijada similar. Con diferencias y particularidades, representan fuerzas equivalentes a las que confrontarán aquí. Lula despierta las mismas expectativas en el movimiento popular de Brasil que aquí genera el Frente de Todos.
Pero así como Lula es reconocido públicamente como cercano a Cristina Kirchner y Alberto Fernández --quien lo visitó cuando estaba en prisión--, Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos del derechista brasileño, se reunió en la Argentina con dirigentes de Juntos por el Cambio y Libertad Avanza, como Miguel Pichetto, Ramiro Marra, Carolina Píparo, Joaquín de la Torre, Nahuel Sotelo, Dina Rezinovsky y Francisco Sánchez.
Cualquiera sea el resultado de las elecciones en Brasil, será más capitalizado por el Frente de Todos que por Juntos por el Cambio. Si gana Lula, porque facilitará o empiojará las relaciones con quien gobierne en la Argentina. Y es probable que entre los indecisos un triunfo de Bolsonaro genere cierto temor a un gobierno de ese corte.
El resurgimiento de intelectuales y profesionales con ideas recalcitrantes desde el punto de vista económico, social y político, ideas que parecían superadas por la evolución de las sociedades, o lo que se llamó la modernidad, se explica en gran medida por el funcionamiento de este abigarrado tejido de producción del pensamiento reaccionario.