“La gente de alguna manera le da la voz a quien se la tiene que dar y se la quita a quien se la tiene que quitar, así que siento que estamos a mano”, dice.
“En aquel momento cuando dije aquello no ejercí la libertad de mi ser, al contrario, fui reactivo y no fui yo y estuvo bien ser condenado por eso”, asegura Cordera durante una entrevista telefónica con Télam.
Con una obra actual que lejos de apuntar a la calma y a la corrección sigue dando pelea e invitando al cuestionamiento con canciones que darán forma a, un disco a publicarse en 2023, el artista reflexiona que “la gente de alguna manera le da la voz a quien se la tiene que dar y se la quita a quien se la tiene que quitar, así que siento que estamos a mano”.
Desde esa perspectiva, el exlíder de La Bersuit sostiene: “yo creo que eso me sirvió a mí para liberarme porque ya no tenía nada para aportarle el público y lo único que me quedó es mi adentro, mi creatividad y mi resiliencia para este volver a intentarlo desde otro lugar”.
Capaz de analizar aquel derrape oral casi fatal para su andar personal y musical, apunta que “utilicé mal las palabras y expresé unas ideas de manera inadecuada y fui merecedor de lo que me pasó, aunque después la brutalidad de la condena pertenece a otro análisis que no es pertinente para este momento”.
De regreso de los abismos, el vocalista presentará el 15 desde las 21 en la sala porteña sita en Av. Corrientes 860 un recital titulado “Cordera y amigos” donde sumará aportes que prefiere no develar.