En la Fortaleza, el Granate, cuyos jugadores habían recibido amenazas en los últimos días, se impuso por un cabezazo agónico de Matías Pérez.
Es la última pelota y la presión quema en los pies de los futbolistas de Lanús. Los pasacalles amenazantes que aparecieron en la semana y el grito disconforme de la popular agitan los ánimos. Entonces, llega el tiro de esquina de Franco Orozco y el cabezazo de Matías Pérez, que se clava en el ángulo. Coinciden dos pibes del club, clave. Como Facundo Pérez, que peleó cada pelota.
Arsenal, en cambio, tuvo un rendimiento parejo. Lució intenso, dividió la pelota y buscó a sus delanteros, Sebastián Lomónaco y Alexander Díaz, especialmente inquieto. El equipo que conduce Leonardo Madelón generó alguna preocupación en el área local con alguna pelota parada o ese juego físico que planteaban los atacantes. Hubo mucho roce, pierna fuerte, pero leal en la disputa de la pelota.
Frank Kudelka hizo un cambio que tuvo una clara intención ofensiva. Prescindió de Raúl Loaiza, un volante central, y apostó a Luciano Boggio, un mediocampista más agresivo. Y dominó el juego, con Brian Aguirre más presente por la derecha y Aude incisivo por la izquierda. Sand estuvo muy activo. Y casi marca de media distancia.