Un ego inmanejable y su manía de intervenir guiones hicieron creer que su carrera estaba terminada, pero el actor, director y guionista tenía otros planes en mente
podría ser uno de sus clásicos personajes
: luego de convertirse en la gran promesa de Hollywood con su sublime papel de un monaguillo asesino con un severo problema de doble personalidad y alcanzar la cima en poco más de tres años, prefirió correrse del centro de la escena.
Norton, uno de los 200 aspirantes, jamás dio su nombre en la audición. En cambio, entró a una de las habitaciones del set y se sentó en el piso. Aquila se sentó frente a él, quien sin mediar palabra se puso en la piel de Stampler.
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