Los expertos afirman que los purificadores de aire pueden ser útiles para combatir la propagación del COVID-19, así como de otras partículas nocivas que llenan el aire de los incendios forestales.
Entre la transmisión aérea del COVID-19 y, más recientemente, el humo asfixiante de los incendios forestales en la costa oeste -algunos de los cuales se desplazaron miles de millas para asentarse incluso sobre las ciudades de la costa este-, el aire que respiran los estadounidenses pasó de ser un vago pensamiento a convertirse en una amenaza preocupante.
Se espera que el mercado de sistemas de tratamiento de aire se expanda en un 29% este año, según la firma de investigación y consultoría Verify Markets, impulsado en parte por la propagación de la variante Delta de COVID-19 y el humo de los incendios forestales. Ello sigue a una tasa de crecimiento del 57% en 2020, cuando los estadounidenses se apresuraron a comprar cualquier cosa que pensaran que podía evitarles un contagio.
El humo de los incendios forestales está relacionado con una variedad de efectos negativos para la salud, incluidos los ataques de asma y una mayor susceptibilidad a las infecciones respiratorias, consideró Harris. Eso es “particularmente preocupante en el contexto de la pandemia de COVID-19", agregó.
Para asegurarse de que las personas tengan aire limpio en cualquier lugar de la casa, Harriman, de Mason-Grant, sugiere comprar varios purificadores pequeños y repartirlos por la vivienda, lo que también podría tener un costo menor que adquirir una máquina más grande. Es más efectivo estar cerca de un purificador de aire en funcionamiento cuando está adentro, dijo, en lugar de depender del alcance de uno grande en otra habitación.