Desde las calurosas calles de Tartagal, surgió un futbolista que llegó a vestir la 10 de la Selección nacional. Hablar de Humberto Daniel “El Coya” Gutiérrez es contar a través del fútbol la historia del norte profundo.
, cuenta: “somos una familia muy futbolera, nacimos todos con el talento de mi viejo, quien pudo jugar en muchos equipos de Argentina”.futbolístico para los Gutiérrez, el cual abrirá puertas con el paso del tiempo. En este entorno deportivo Daniel comenzó a escribir su propia historia, “Dani, como le decíamos nosotros, comienza a jugar encampeonatos de los barriosSiguiendo el legado paterno, el fútbol llevó a Daniel por diferentes lugares y caminos.
Gutiérrez, abajo en el centro. Gatti, Hrabina, Graciani y Villareal, algunos de sus compañeñros en Boca.daban su puntapié inicial, un torneo que serviría para clasificar 5 equipos a los Panamericanos de 1987. El resultado: Argentina será campeón yDaniel en la semifinal le hace un gol clave a Chile que nos hace pasar a la final
Daniel, habiendo llegado a codearse con los número uno del fútbol de su época, volvía siempre a su tierra y aconsejaba sabiamente a los suyos. Su hermano recuerda aquellas largas charlas cuando, “siempre charlaba conmigo, nos hablaba y nos decía que el fútbol te da, pero que era una carrera corta, y que siempre tengamos presente estudiar”.