A casi dos décadas de su muerte, la actriz de La princesa que quería vivir y Desayuno en Tiffany´s sigue impactando con su estilo, elegancia e historia
Desayuno en Tifanny’s. La música, antes de sonar deliberadamente jazzy, groovy y cool, se parece sugestivamente a los sonidos de un spaghetti western, como si su compositor, Henry Mancini, hubiese decidido homenajear a su admirado Ennio Morricone con una melodía de desierto, aire caliente y viento en la cara…, no era ninguna tigresa del viejo oeste o far west. Nada que ver con una fiera salvaje a lo Uma Thurman, tal cual recreó el género Quentin Tarantino.
Audrey Hepburn, actriz y eventualmente muy buena cantante, dueña de una belleza singular y felina, tuvo una. Su imagen es como la de un perfume elegante y distinguido que continúa flotando en el aire hasta nuestros días.Entre el nazismo y la Segunda Guerra Mundialtuviera “sangre azul”, pero así fue.
y en una entrevista declaró: “Ana Frank y yo teníamos diez años cuando empezó la guerra y quince cuando acabó. Leí sus memorias en 1947.Audrey Hepburn, un rostro inolvidabletambién pasó miserias durante la Segunda Guerra Mundial en la ciudad de Arnhem, en los Países Bajos. Los recuerdos de esa época de hambre y penuria la acompañarían en su vida adulta, provocándole además una anorexia nerviosa. Con sus desgracias y todo pudo seguir perfeccionando sus estudios de ballet clásico y piano.